jueves, 4 de octubre de 2012

1er Capítulo: Alison



Aburrida en vacaciones como todas las veces. ¿Quién estudia álgebra y aritmética en verano?, claro sólo ¡Yo! Alison. Quien más me preguntaba, ni siquiera había salido tan mal en el colegio, no tenía ningún curso jalado, bueno quizás algunas notas bajas; lo cual no era motivo para merecer el vacacional. Pero a pesar de esto tenía un gran motivo para querer ir; era ese chico de ojos negros, cabello ondulado, alto y deportista; uno de los mejores, Enrique, ese era su nombre. Él estudiaba en la misma academia a donde iba yo en estas vacaciones, fue ahí donde lo vi por primera vez (esa era la única parte buena de asistir al vacacional), este era mi único motivo, él era mi motivo ahora, tenía que ir por más que no quisiera. ¿Cómo no evitar enamorarse de él, si era el chico perfecto?, si alguien me lo negaba pensaba entre mí “es obvio que está ciega”, pues yo no era la única de la academia que decía sentir algo por él, muchas de las chicas competían por al menos acercarse un poco a él y así poder llamar su atención, Enrique parecía no darse cuenta de que traía suspirando a más de la mitad de las chicas que se cruzaban con él, en cambio yo prefería alejarme para poder observar lo que hacía y suspirar cada vez que volteaba su mirada y coincidía con la mía.

Para mi mala suerte, nadie podía enterarse de esto, claro a excepción de mi amiga de la infancia; una de las mejores, estoy hablando de Vanessa, una chica de estatura un poco más baja que yo, de cabello castaño, largo y ondulado. Sus ojos eran de color verde y tenía una mirada profunda, que cada que se molestaba con alguien parecía que se lo comía con la mirada. Sólo ella conocía todo sobre mí y bueno a mi me pasaba lo mismo con ella; teníamos la suficiente confianza una con la otra para contarnos todos nuestros secretos, y cuando se trataba de mis secretos me refería a Enrique como tema principal, por ahora, entre nosotras lo llamábamos “el chico del verano”, a veces ella me fastidiaba diciendo que era un amor pasajero que pronto lo olvidaría pero yo en mi interior sentía que sería para toda mi vida, que a pesar de que algún día ya no lo quiera y no piense en él tendría un espacio en mi mente y corazón ya que para mí sería mi primer amor, todo esto lo estaba pensando mientras estaba recostada sobre mi cama y aún seguía sumergida en mis pensamientos, cuando una voz que provenía desde la puerta de mi cuarto me asustó y me hizo regresar a  la realidad.

-¡Alison, despierta! Tienes que ir temprano a la academia- gritaba mi madre- ¡Nunca puedes ser responsable y despertarte por tu cuenta!, ¿Cuándo será ese día en el que yo no esté detrás tuyo para hacerte acordar de las cosas que tienes que hacer?

    -Ya estoy despierta, ya te escuché- le respondí- No tienes que gritar ni dar sermones tan temprano.

Mi madre se fue sin decir nada, para mí fue de lo mejor ya que la mayoría de veces se quedaba rondando por mi cuarto y eso terminaba por molestarme demasiado. Decidí apurarme, ya que si no bajaba en el menor tiempo posible volvería con sus gritos y yo no quería eso. Me puse mi polo rojo favorito, un pantalón jean que me había comprado hace dos días, en una tienda que habían abierto recién y unas zapatillas que combinaban muy bien con la ropa que me había puesto, me cepillé el cabello que siempre era la peor parte para mí ya que mis rulos impedían que me hiciera un peinado diferente en poco tiempo por lo que la mayoría de veces solo me lo ataba en una cola, y claro hoy no era la excepción.

Después bajé alocada y presurosa, saludé a toda mi familia tan común: mi papá, mi mamá y mi hermana. Todos estábamos listos para salir a trabajar o estudiar (¿parece fácil no?) y sentados alrededor de la mesa esperando a desayunar todos juntos como siempre.

-¿Cómo te va en la academia?- preguntó mi papá de forma muy curiosa- Ya falta poco para que termine tu “martirio”.

-Me va muy bien, aunque desearía que ya terminase para disfrutar del verdadero verano- le respondí frustrada.

-Pero que tanto te quejas si vas con Vanessa a la academia y entran a la misma clase, o sea es como si estuvieras libre todo el día- dijo mi hermana entrometiéndose como siempre.

-Tú que sabes, no vas conmigo a la academia así que no puedes afirmar nada- dije con un tono un poco agresivo.

-¡Basta!- Dijo mi papá interrumpiendo lo que Marcia estaba a punto de responderme para continuar la discusión- En la mesa no se discute y mucho menos entre hermanas.

Y así terminó la pequeña discusión que tuve con mi hermana, me pareció tan pesada la niñita, hasta me arruinó la mañana, claro siempre había una solución a mi mal humor y esa sería ver a Enrique. Terminamos el desayuno y salí de mi casa después de haberme despedido de todos, para dirigirme a mi academia, iba hablando conmigo misma acerca de todo lo que me pasaba, cuando escuché que alguien me llamaba por mi nombre.

-¡Alison!- gritaron desesperadamente.

Volteé un poco asustada para ver de quien se trataba.

-¡Mateo!- grité emocionada, aunque tan solo era Mateo, mi mejor amigo- Pensé que estarías en Pimentel, por eso Vanessa y yo nunca fuimos a verte.

Se acercó y aproveche a saludarlo con un abrazo, ya que no lo veía hace mucho tiempo.

-Si fui, acaso ¿no notas mi bronceado?- preguntó algo decepcionado

-Bueno no esta tan fuerte que digamos- empecé a reír, en verdad no estaba bronceado, sino totalmente tostado.

-¡Já! ¿Hablas en serio?- preguntó de manera sarcástica- Me tiré en la arena y para mala suerte me quedé dormido bajo el sol. ¡Estoy bien quemado!

- Ya lo sé, solo te estaba bromeando

-¿A dónde vas? Y ¿Por qué tienes esa mochila?- Preguntó muy curioso

-Estoy yendo a una academia

-Eso sí que es disfrutar el verano- me dijo riéndose

- Sí, que gracioso. Bueno tengo que avanzar porque estoy llegando tarde

- Entonces ve corriendo, porque no quiero distraerte, espero verte pronto

Nos despedimos y empecé a correr, pues me faltaban tres calles por recorrer y sólo me quedaban diez minutos para estar puntual.

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